En los últimos años nos hemos visto envueltos en una serie de crisis económicas que tuvieron una impresionante sincronización y que parecen no dar respiro.
La llegada del covid 19 marcó un antes y un después en nuestros días. Nos vimos privados de recurrir a nuestros trabajos, el comercio internacional se vio inmovilizado y con ello se produjo una paralización económica a nivel mundial.
A modo de respuesta, EEUU implementó un paquete de estímulos que incluía programas de préstamos, beneficios por desempleo, medidas de alivio fiscal, etc. que se llevaría a cabo a través de la compra de miles de millones de dólares en bonos del tesoro y valores respaldados por hipotecas. Esta maniobra generaría un excedente de dólares circulando en la economía norteamericana que traería un enorme problema inflacionario. Como si fuera poco, la guerra entre Rusia y Ucrania no tardó en llegar. Provocó una crisis energética que tuvo consecuencias a nivel mundial acentuando aún más la problemática.
Hace unos días, tuvimos una nueva turbulencia que nos recordó los inicios de la crisis financiera del 2008. En el encabezado de los principales diarios, apareció la inestable situación del Silicon Valley Bank, entre otros. Estas entidades financieras se encontraban al borde del colapso, amenazando con una inminente corrida y un derrumbe del sistema financiero. Bancos como el JP Morgan y Goldman Sachs alcanzaron récords históricos de aperturas de cuentas por parte de individuos y empresas que buscaban la seguridad de sus patrimonios. Afortunadamente, el tesoro de EEUU decidió rescatar a los depositantes en un intento de transmitir calma a los inversores.
Ahora bien, con tanta inestabilidad ¿Qué activos resultan útiles para reducir la volatilidad de los portafolios?
La FED se encuentra implementando lo que se conoce como una política monetaria “hawkish” o restrictiva. La misma consiste en la suba de tasas de interés en un intento de frenar la inflación. Sin embargo, tal maniobra tiene efectos negativos sobre los precios de los activos financieros y principalmente en aquellas empresas que forman parte del sector tecnológico caracterizadas por su constante innovación y necesidad de financiamiento. Esta situación obliga a muchos inversores a quedarse líquidos (cash) o bien hacer un vuelo a la calidad o “fly to quality” por su denominación en inglés. Esto implica la salida de activos de riesgo y la entrada en instrumentos más conservadores como lo son los bonos del tesoro de eeuu, el oro o acciones de empresas de valor.
Desde el inicio de la suba de tasas por parte de la FED en marzo del pasado año, el S&P 500, que representa las empresas de mayor capitalización bursátil de EEUU, experimentó una caída del 5% hasta el día de hoy. Mientras que un bono del tesoro a un año, pasó de rendir 1,6% a 4,7% en el mismo periodo. Por tal situación, muchos inversores optaron por incluir estos activos en sus carteras para mitigar riesgos.
Continuando la búsqueda de resguardo de valor, hay quienes apostaron por invertir en oro. Por ejemplo: El ETF que sigue la cotización del metal precioso, GLD, tuvo una variación en su precio del 9% en lo que va del 2023 y del 38% desde marzo del 2020. Recientemente el valor de la onza de oro superó los USD 2000, alcanzando un nuevo récord histórico.
Para aquellos que están dispuestos a asumir un mayor riesgo, hay quienes optaron por invertir en sectores como salud o consumo básico. Estos permiten disminuir la volatilidad de la cartera y son los llamados “anti cíclicos”. Están conformados por compañías que producen bienes y servicios con una demanda relativamente estable independientemente del contexto que se esté atravesando. Pueden adquirirse de manera individual o bien a través de ETFs invirtiendo en muchas empresas de una sola vez.
Si bien no hay manera de saber cual es el momento o activo perfecto dado un contexto particular, lo que se recomienda es elegir una estrategia basada en la diversificación entre activos de renta fija y variable, de manera que podamos disfrutar de las subas en momentos de euforia o “bull markets” y protegernos de las caídas en momentos de pánico o “bear markets”.
Nicolás Omodeo – Asesor Financiero