Para continuar incorporando vocabulario y conceptos en materia financiera hoy sumamos uno muy relevante.
El “interés compuesto” genera que el capital crezca gradualmente y de forma exponencial, es decir que tiene un efecto multiplicador. El interés ganado se agrega al capital inicial para pasar a generar intereses en la nueva etapa. En el caso de no realizar la capitalización periódica, es decir retirando las liquidaciones periódicas nos encontramos frente al conocido “interés simple”.
Veamos un ejemplo concreto:
Tenes un hijo, sobrino, ahijado, nieto y queres que se jubile a los 60 años millonario. Al momento que nace invertís US$100.000 con una tasa de interés del 7%, al final del primer año tendrás US$107.000. Hasta ahí es igual al interés simple. La diferencia la notas a partir del segundo año, empezarás a ver el efecto del interés compuesto, ganarás intereses no sólo sobre el capital de US$100.000 sino también sobre los US$7000 de intereses del año anterior. De manera que, en vez de volver a recibir otros US$7000 y tener un total de US$114.000, recibirás US$7490 y tendrás US$114.490. Sigue pasando el tiempo al cumplir 60 años ¿Cuál será el capital teórico alcanzado? ¿Habrás cumplido el objetivo?
La respuesta es… ¡Felicitaciones cumpliste el objetivo! El importe alcanzado es U$S 5.794.642,68.
En cambio, si la inversión fuese con capitalización simple sólo llegarías a U$S 520.000. Para que haga su trabajo el interés compuesto al recibir los dividendos o intereses debes reinvertirlos, es decir capitalizar los rendimientos. Es importante saber que el resultado de tus inversiones dependerá de: la rentabilidad que puedes conseguir, el dinero de partida y el tiempo que estés dispuesto a mantener la inversión.
Y si además sumas nuevos aportes a tus inversiones volviendo más dinámico el capital entonces con mayor velocidad cumplirás tus objetivos de inversión. Es que el tiempo es el gran aliado del interés compuesto. Esto se debe al llamado “efecto bola de nieve”, que aumenta el tamaño y la aceleración del resultado. El tiempo dentro de la fórmula del interés compuesto no deja de ser, matemáticamente, una potencia, que deriva en resultados extraordinarios a largo plazo. Entonces, el mantra que tenemos que repetir querido lector si queremos tener una vida financiera sana es:
Cuando antes empieces mejor, gasta por debajo de tus ingresos, invertí la diferencia pensando en el largo plazo y deja que el Interés compuesto haga su magia.
¡No dejes de compartir el consejo a los más jóvenes! Y pasar a la acción.
Hasta la próxima.
Julieta Prieto – Asesora Financiera
Pd: Si queres chequear el primer párrafo. La fórmula es la siguiente: Cf = Ci (1+i)ⁿ
Donde,
Cf es el Capital Final.
Ci es el capital inicial.
i es el tipo de interés.
n es el tiempo que se mantiene la inversión.
En nuestro ejercicio 100.000*(1+0,07)^60= 5.794.642,68
